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Ántrax, sicosis tras atentados de S-11

Actualizado: 22 ene

A las 8.46 horas del martes 11 de septiembre de 2001 el avión del vuelo 11 de la línea American Airlines, con 92 personas en su interior, embistió la torre norte del World Trade Center, en Nueva York, Estados Unidos. Luego, mientras la televisión transmitía la trágica noticia, millones de personas presenciaron como un segundo avión, el vuelo 175 de la misma aerolínea, con 65 personas a bordo, impactó la torre sur del WTC. Ambos rascacielos, de 110 pisos cada uno, se derrumbaron ante la mirada atónita de todo el mundo. Este atentado provocó la muerte de tres mil personas, de las cuales 343 eran bomberos. Pero eso no sería todo, poco más tarde, el vuelo 77 de American se estrelló contra las oficinas del Pentágono y el vuelo 93 de United Airlines cayó en un campo abierto en Shanksville, Pensilvania.

 

El clima internacional se agitaba ante esta cadena de sucesos, abreviados como S-11. Según lo transmitido por la prensa, estos actos terroristas habían sido perpetrados por miembros de la red yihadista Al Qaeda, lo que provocó posteriormente una intervención militar de Estados Unidos en Afganistán, desatando así la denominada guerra contra el terrorismo.

 

Durante la segunda quincena septiembre y la primera de octubre de 2001 se sucedieron una serie de ataques a medios de comunicación y senadores en Estados Unidos mediante el envío de cartas que contenían esporas de ántrax, un arma biológica que puede ser letal y cuyo modus operandi consistía en provocar la dispersión del material contaminante al momento de abrir el sobre, exponiendo a la víctima al contacto directo o la aspiración del mismo. Varias personas se enfermaron y otras fallecieron.

 

Todos estos hechos noticiosos fueron ampliamente cubiertos por los medios de comunicación, lo que generaría repercusión a nivel local. La Memoria 2002 de la Decimoctava señala lo siguiente: “Después de la aparición de atentados con esporas de ántrax en Estados Unidos, una suerte de sicosis se extendió en el país con la aparición de sobres sospechosos provenientes del extranjero”.

 

En esa época el voluntario de la Decimoctava Mariano Galdames trabajaba como coordinador de emergencias químicas de la ex Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama). En su rol, y considerando la preocupación del gobierno chileno por la seguidilla de ataques en Estados Unidos, tuvo que anticiparse y establecer un protocolo de trabajo interinstitucional para el manejo de este tipo de situaciones. Era una cuestión que podía afectar la seguridad pública. “El director de la Conama, por mandato del ministro del interior, me designó para articular una respuesta ante eventuales atentados en nuestro país. Las sospechas que tenían las autoridades prontamente se trasformarían en realidad”, explica Mariano Galdames.

 

Para el CBS, y la Decimoctava incluida, la primera emergencia de este tipo ocurrió el 17 de octubre de 2001, cuando a las 13.18 horas es despachado un 10-5 (emergencia hazmat) a las calles Juana Webber y Luis Infante Cerda, en la comuna de Estación Central. Cabe hacer presente que la Central de Alarmas movilizó el material con el mayor sigilo posible, evitando las comunicaciones radiales y tratando de no generar alarma pública. En el lugar se hizo presente el segundo comandante Marcial Argandoña Galetti y H18 concurrió junto a H4, H17, S1 y J1. Se trataba de una correspondencia proveniente de Panamá con presunta contaminación con ántrax en las instalaciones de la empresa Praxair, un fabricante de gases industriales entre cuyos capitales se contaban inversionistas estadounidenses, lo que provocó la sospecha de los involucrados. De acuerdo a versiones de testigos, habría emanado un polvo blanco al momento de abrir el sobre.

 

Luego de evaluar la escena, se procedió a activar el habitual procedimientos hazmat, armando las distintas zonas de trabajo y equipando bomberos con el máximo nivel de protección, es decir, trajes encapsulados.

 

Los primeros bomberos de la 18 en hacer ingreso a la zona caliente fueron Mariano Galdames y Marcelo Cáceres. El trabajo realizado por estos operadores consistió en: guiar a los afectados en un proceso de descontaminación; recuperar el sobre junto con parte del polvo blanco, los que se contuvieron dentro de bolsas que luego fueron selladas adecuadamente para su posterior traslado y análisis en laboratorio, y, finalmente, limpiar toda el área contaminada.

 

“En esta emergencia cumplí una doble función. Actué como encargado de las emergencias químicas de Conama, coordinando a las distintas instituciones (Carabineros, Samu, ISP y bomberos) y reportando a las autoridades de gobierno. No obstante, ante la necesidad de operadores hazmat que se requerían en H18, me puse a disposición con el teniente Claudio Arriagada y fui designado para ingresar en el primer grupo. Entramos junto con Marcelo Cáceres a una oficina y, efectivamente, había un sobre y un polvo blanco en el escritorio. Con mucho cuidado tomamos estos residuos sospechosos y los encapsulamos en bolsas de polietileno, las que bien selladas fueron entregadas para su posterior estudio”, comenta Mariano Galdames.

 

Cumplida la tarea, la bolsa sellada con el sobre y el polvo fue entregada a Carabineros de Chile, que fueron los encargados de trasladar la muestra hasta el Instituto de Salud Pública (ISP) para su estudio. El H18 se retiró a las 18.40 horas, con la asistencia de 11 voluntarios a cargo del teniente segundo Claudio Arriagada. Al día siguiente se informó que el resultado del análisis fue negativo, confirmando que el material en cuestión no era ántrax.

 

Esta emergencia tuvo una gran cobertura noticiosa. Dado el contexto que se vivía, el nivel de alerta en la comunidad estaba al máximo. Cualquier sospecha era motivo para requerir a los organismos de emergencia, lo que trajo consigo numerosas salidas para el H18 durante el último trimestre de 2001. No obstante, todos los casos en los que se había trabajado resultaban negativos a la luz de los análisis de laboratorio del ISP, quedando de manifiesto el nerviosismo de la población. A pesar de esto, la Decimoctava se esforzaba por mantener la estricta aplicación de los procedimientos en cada una de las emergencia a las que concurría, poniendo un énfasis especial en la seguridad de los operadores y en minimizar las consecuencias de las posibles víctimas.

 

“Recuerdo que fuimos muy críticos cuando algún operador hazmat se salía de los protocolos y los procedimientos establecidos. Creo que eso ayudó a mantener en el tiempo el buen estándar de respuesta que se tuvo, a pesar de que estas salidas se tornaron rutinarias”, apunta Mariano Galdames.

 

Fue así como el 13 de noviembre de 2001 fue despachado el H18 a otro 10-5, ahora en una consulta médica privada ubicada en Avenida Cuarto Centenario con Pasaje Cuarto Centenario. En dicho lugar fue recogido y encapsulado un sobre con material sospechoso que el ISP declaró positivo y cuyos exámenes posteriores determinaron que se trataba de un tipo de cepa de ántrax distinta a la utilizada en los ataques en Estados Unidos. Afortunadamente el trabajo seguro de los voluntarios de la Decimoctava permitió que ninguno de los nueve bomberos que participaron en esta emergencia, a cargo del capitán Rodrigo Cornejo, volvieran al cuartel contaminados con esta bacteria. Esta emergencia permitió reafirmar que “nunca hay confiarse”.

 

“De acuerdo a la información que manejé en la época, hubo resultados positivos del análisis de las muestras de tres emergencias: la de la consulta médica de Cuarto Centenario, otra en una representación diplomática y una última fuera de Santiago, cuyos detalles me reservaré”, señala Mariano Galdames.

 

La Decimoctava ha tenido en su historia otras actuaciones relativas a la seguridad pública por amenazas hazmat, principalmente en el ámbito preventivo y de resguardo de autoridades. El 11 de marzo de 2000, cuando asumió el Presidente Ricardo Lagos Escobar, el H18 permaneció apostado en la calle Almirante Lorenzo Gotuzzo, a media cuadra de La Moneda, con su personal especializado vestido con trajes encapsulados, listos para entrar en acción en caso de que la máxima autoridad del país lo requiriera ante un ataque químico en su primer acto público en la casa de gobierno.

 

En esa época se sospechaba de la internación de gas sarín desde Argentina, el que se presumía que podría ser utilizado en dicha ocasión, según se informó secretamente al grupo de bomberos designados para el servicio.

 

Algo parecido ocurrió en la reunión de APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation) realizada en Chile el 20 y 21 de noviembre de 2004, en la que B18 y H18 resguardaron el hotel Hyatt y el centro de eventos Estación Mapocho, lugares donde alojaban y se reunían, respectivamente, los presidentes miembros de esta agrupación de países.



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